8 de marzo de 2014

Grow up.

De repente te encuentras en un momento en el que te gustaría regresar al pasado y volver a ser un niño. Y eso que cuando éramos pequeños soñábamos con crecer, con tener edad para ver la televisión hasta tarde, para conducir un coche, o simplemente para tener mayor libertad. Pero crecer no es solo tener más libertad, sino también  responsabilidad.
 A medida que creces te vas dando cuenta, te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, de que te acercas a esas responsabilidades y que llegará un momento en el que estarás tú y nadie más frente al mundo. Es cierto que asusta, pero uno debe enfrentarse a ello y estar preparado para defenderse en el momento de cualquier ataque.

Levántate.

El fracaso es inevitable. Ineludible. Pero el fracaso nunca debe tener la última palabra. Tienes que esperar para tener lo que quieres. No aceptes un ‘no’ por respuesta, y aceptas lo que está por venir. Nunca te rindes. Nunca te das por vencido. Te pones de pie. Te levantas y aguantas.

Viene de repente, sin avisar.

Te golpean apareciendo de la nada. Cuando viene algo malo viene de repente, sin avisar. Raramente vemos cuándo se avecina la catástrofe y no importa lo bien que tratemos de prepararnos para ello.
Lo hacemos lo mejor posible pero a veces no es lo bastante bueno. Nos abrochamos el cinturón de seguridad, usamos un casco, nos apegamos a los caminos luminosos… Tratamos de estar a salvo, intentamos protegernos pero eso no hace que sea diferente porque cuando las cosas malas llegan, llegan de cualquier lugar. Las cosas malas llegan de repente, sin aviso, pero olvidamos que a veces así también es como llegan las cosas buenas.