8 de marzo de 2014

Viene de repente, sin avisar.

Te golpean apareciendo de la nada. Cuando viene algo malo viene de repente, sin avisar. Raramente vemos cuándo se avecina la catástrofe y no importa lo bien que tratemos de prepararnos para ello.
Lo hacemos lo mejor posible pero a veces no es lo bastante bueno. Nos abrochamos el cinturón de seguridad, usamos un casco, nos apegamos a los caminos luminosos… Tratamos de estar a salvo, intentamos protegernos pero eso no hace que sea diferente porque cuando las cosas malas llegan, llegan de cualquier lugar. Las cosas malas llegan de repente, sin aviso, pero olvidamos que a veces así también es como llegan las cosas buenas.

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