Una sola papeleta, entre miles. La suerte estaba de su parte, del todo, pero no había servido de nada. En algún punto lejano, oigo a la multitud murmurar con tristeza, como hace siempre que sale elegido un chico de doce años; a nadie le parece justo. Entonces la veo, con la cara pálida, dando pasitos hacia el escenario, pasando a mi lado, y veo que la blua se le ha vuelto a salir de la falda por detrás. Es ese detallo, la blusa que forma una colita de pato, lo que me hace volver a la realidad.
-¡Prim!-El grito estrangulado me sale de la garganta y los músculos vuelven a reaccionar-.¡Prim!
No me hace falta apartar a la gente, porque los otros chicos me abren paso de inmediato y crean un pasillo directo al escenario. Llego a ella justo cuando está a punto de subir los escalones y la empujo detrás de mí.-¡Me presento voluntaria!-grito, con voz ahogada-.¡Me presento voluntaria como tributo!
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