6 de septiembre de 2012
Nadie.
Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación. Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces; nadie siente amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas. Nadie llega a la otra orilla sin haber hecho puentes para pasar. Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible. Nadie reconoce la oportinudad hasta que pasa por su lado y la deja ir. Pero nadie deja, cuando se tiene la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse. Nadie deja de arder con fuego dentro. Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone.
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