5 de agosto de 2012

Ola de calor.



Ella siempre hacía lo mismo antes de ir a ver el cadáver. Después de desabrocharse el cinturón de seguridad, después de sacar un bolígrafo de la goma de la visera para el sol, después de que sus largos dedos acariciaran sus cadenas para sentir la comodidad de su ropa de trabajo, lo siguiente que hacía siempre era una pausa. No demasiado larga. lo suficiente para hacer una inspiración lenta y profunda. Era lo único que necesitaba para recordar aquello que nunca podría olvidar. Otro cadáver la estaba esperando. Soltó el aire.
Y cuando sintió los bordes ásperos del agukero que había dejado la parte de su vida que había volado por los aires, la detective Nikki Heat estuvo lista. Abrió la puerta del coche y se dispuso a hacer su trabajo.

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